TRADICIÓN DE ALTARES DE DOLORES EN NOCHISTLÁN
Una vez que se germina el
trigo, en las 7 macetas preparadas con mucho amor, se buscan 7 veladoras o
velas, además de el adorno natural de palma o de sauz común, un manto púrpura
de preferencia, aunque con la interpretación también puede ser blanco, buscando
que sean 7 escalones hasta donde ésta la imagen de la Virgen Dolorosa, muchas
veces con muchos años de antigüedad, misma que pasa de padres a hijos, por
herencia.
Es así como el viernes
anterior a Domingo de Ramos, se vive una tradición que en Nochistlán de Mejía,
Zacatecas, lleva más de 200 años, y que en ésta ocasión se celebra el viernes
26 de marzo, tomando en cuenta la primera luna llena a partir de la entrada de
la primavera.
De ésta manera los miembros de
la Crónica Municipal de Nochistlán, bien acompañados por personal del Instituto
Municipal de Cultura y la Dirección Municipal de Turismo, nos permitimos
establecer una ruta para visitar los Altares de Dolores.
Iniciando la ruta a las 18:20
horas en el domicilio de Corona número 34, hogar de la Familia Delgadillo
Aguayo, quienes tienen una imagen con más de 200 años de antigüedad y 6
generaciones que han elaborado el altar, mismo que ahora está a cargo de la
maestra Conchita Delgadillo Aguayo, quien nos abrió muy amablemente las puertas
de su hogar, ya que su altar lo estableció en una de las recámaras. Ésta muy
estilizado, con los elementos necesarios para la celebración y la imagen que
podemos reconocer como una de las más antiguas de la tradición en Nochistlán y
muy bien conservada. Ella la recibió con mucho agrado de su abuelo Lencho
Delgadillo, y que seguirá la tradición hasta que decida a quien se la va a
heredar, con el requisito que sea merecedor o merecedora de tal distinción. Nos
despedimos, no sin antes hacer la pregunta obligada ¿Lloró la virgen? Por lo
que nos respondieron que sí y recibimos un riquísimo vaso de agua de jamaica
que con gran justo tomamos y nos retiramos del lugar, dando gracias por la
hospitalidad.
Son las 18:45, el segundo destino
en calle Matamoros, domicilio muy conocido como la casa del Dr. Antonio
Martínez (qdep), en donde su hija Aurorita Martínez nos comparte una
explicación de la tradición del Altar, misma imagen que se ha transmitido de
generación en generación, siempre en manos de una dama, por lo que ella la
recibió de su madre y elabora el altar con mucho gusto. Toma en cuenta las 7
veladoras, el trigo y el color púrpura para mostrar el luto que se tiene en ése
momento, no permite ningún canto, porque es un momento de guardar, conoce los 7
dolores que María tiene que sufrir antes de la muerte y resurrección de su hijo
Jesús, nos ha mostrado una oración hermosa a la Virgen Dolorosa y la manera en
que se adorna su altar. Desde luego, se le preguntó ¿Lloró la virgen? Respondiendo:
¡Claro que sí! Y nos ofreció un rico vaso de agua de arroz. Agradeciendo las
atenciones y la hospitalidad, seguimos con nuestro recorrido.
Se a pasado el tiempo muy de
prisa, ya son las 19:15 minutos, pero ya estamos en calle Independencia, esquina
con calle Victoria, hogar de la familia Cervantes Durán, en donde nos recibe
con el gusto de siempre el Licenciado Mario, quien lleva muchos años celebrando
ésta tradición, desde que tiene uso de razón apoyando a su madre Rita Durán, y
desde que faltó, se hizo cargo de la tradición familiar, muy entusiasta narra
la manera en que va preparando el trigo, las ramas de Sauz, las mesas y el
manto blanco, que explica que es por la pureza del alma de María, madre de
Jesús, le coloca las 7 veladora y nos cuenta de la anécdota que se convirtió en
milagro, ya que un día por azares del destino, el altar se incendió,
consumiendo todo, excepto la imagen, ya que ésta sólo sufrió una pequeña
quemadura en la parte inferior. Feliz de contestar a la pregunta de si lloró la
virgen, ofreciendo enormes vasos de agua de arroz y Jamaica. Nos despedimos,
agradeciendo la hospitalidad y seguimos con nuestro camino.
Ya son las 19:40 horas y el
siguiente altar al visitar es una incógnita para el grupo, ya que vamos a la
calle Peñol número 2 y no tenemos conocimiento de que la familia Pérez Madrigal
hiciera altares. Llegamos al domicilio y cuál sería la agradable sorpresa de
saludar a nuestro amigo Daniel Pérez Madrigal, quien nos cuenta que el altar
inició como una petición y agradecimiento por su intervención en la enfermedad
de su hermana. Lo que nos llenó los ojos de lágrimas y buenos recuerdos de ella
y felicitaciones a Daniel por su hermoso altar, ya que aún con las dificultades
que tuvo con el trigo, decidió colocar arreglos florales, las 7 naranjas
agrias, siete veladoras y el color púrpura de las banderitas de papel de china le dieron un magistral
atracción a la imagen de la Virgen Dolorosa, que es una pintura al óleo de su
autoría, nos platica el origen de ella, cómo la pintó de una fotografía que
había tomado de una imagen que vio en un convento de claustro de la ciudad de
Guadalajara, además de las buenas críticas que tuvo su obra de parte del
Cardenal de Guadalajara. Con un corazón lleno de gozo, nos despedimos, para seguir
nuestro camino. En éste lugar no hicimos la pregunta, pero nos llevamos a
sorpresa de que la tradición se fortalece con nuevos celebrantes, felicidades
Daniel Pérez Madrigal por tu empeño.
Seguimos nuestro camino a
calle Victoria número 11 con un gran amigo Lupe Lozano y vimos con tristeza que
ya había salido, por lo que no tuvimos la oportunidad de conocer su altar.
El punto que nos esperaba es
en calle Victoria número 40, con la familia Oros, con su altar siempre
espectacular, ahora ya preparado dentro de la casa, puesto que en la calle ya
no hay espacio para hacerlo, en éste altar no puede faltar una fuente de agua y
éste año no es la excepción, su imagen ha paso de generación en generación
desde hace más de 100 años. Se queja de que el trigo no se germinó como quería,
pero parece que éste año no fue el mejor para éste arreglo, pero que no le
quita la fortaleza, sus colores púrpura y blanco hacen un hermoso contraste,
las veladoras y una imagen antiquísima coronan éste esfuerzo. Agradecimos la
hospitalidad y los invitamos a seguir con la tradición.
La ruta nos llevó a casa de la
familia Gómez en calle Donato Guerra número 2, en donde fuimos recibido con
mucho agrado por la señorita _____ Gómez, quien es la encargada de elaborar el
altar y que ha recibido la estafeta de parte de su madre y que hasta la fecha
lo sigue haciendo con mucha devoción, nos señala el mismo detalle de la
germinación del trigo, pero que ha suplido de manera muy creativa con papel de
china, sin olvidar las naranjas agrias, sus veladoras y el manto blanco de la
pureza de la Virgen María. Con mucho agrado, nos mostró la imagen que a pasado
de generación en generación durante más de 100 años entre los miembros de su
familia. Al preguntar ¿Lloró la virgen? Nos contestaron que sí y ofrecieron
unos enormes vasos con agua de piña, que tomamos con mucho gusto, por la sed
que ya había mermado las reservas líquidas por la caminata por las calles del
Pueblo Mágico de Nochistlán.
Es el momento de subir por una
calle Guerrero, cuya pendiente implica hacer un esfuerzo para llegar al
siguiente destino que es en calle Guerrero, esquina con José Minero Roque en
casa de la familia Vélez Avelar, ya son las 20:41 horas y en presencia de
varios visitantes, le pedimos a Luz Vélez Avelar, que nos hiciera la
explicación de los 7 dolores de la Virgen y el origen de su altar, misma que
nos explicó desde que ella tiene uso de razón, la celebraba su abuela y su tía
Reyes, por lo que ella quiso seguir con
la tradición y como anécdota, comentó que su papá Jesús Vélez éste día se iba a
misa de 7 y cuando regresaba, ya estaba el altar, siendo muy agradecido por el
esfuerzo de sus hijos, pero que un día ya no encontraron la imagen por ningún
lado, en la preocupación y como en ese día se recibió la visita de un querido
compadre, don Carlos Roque, le comentaron de la ausencia de la imagen y que no
la habían podido conseguir, y que al escucharlos, no dijo nada, pero
curiosamente, esa tarde un proveedor de su tienda la Primera Guadalajara, le
llevó varias imágenes que ya había encargado y adicionalmente le llevaba una
imagen de la Virgen de los Dolores, por lo que ni tardo ni perezoso, le pidió
al vendedor que llevara él personalmente la imagen a casa de la familia Vélez,
en donde fue recibida con mucho gusto y se llevó al altar que ya estaba listo
para recibirla. Otra anécdota que nos contó Luz fue que hoy en cuanto terminó
el altar, tuvo su primer visita con un personaje inesperado, que era un palomo,
que entró, vio el altar y se salió con mucha tranquilidad, lo que le hizo
recordar que su padre don Jesús Vélez tuvo como pasatiempo favorito al final de
sus días, de ir a darles de comer a las palomas. Agradecidos y asombrados por
los relatos, le hicimos la pregunta: ¿Lloró la virgen? Contestando que desde
luego, ofreciendo vasos de agua de arroz y cebada, los cuales estaban
riquísimos, agradecimos el recibimiento y nos retiramos para terminar en el
punto inicial de recorrido.
Es así como después de tres
horas de peregrinar por Nochistlán, estuvimos apreciando el trabajo artesanal
que tienen las familias, que siguen con la tradición de Altares de Dolores y
que fortalecen la identidad de sus habitantes.
Pido una enorme disculpa, por
los altares que no pudimos visitar, que fue la mayoría, pero con el compromiso
que el año 2022, estaremos en sus domicilios.
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